El mes pasado dedicamos este espacio a una primera entrega sobre la nueva sangre del jazz, enfocados en varios de los artistas a la vanguardia de este género desde países de habla inglesa, procedentes de ambas costas y el sur de Estados Unidos hasta Australia y Reino Unido. En esta ocasión sumamos cinco nombres más para destacar de este universo expansivo y emocionante, pero esta vez nos enfocamos en los protagonistas mexicanos y latinoamericanos que no se quedan atrás a la hora de experimentar, fusionar géneros y sus propias raíces culturales, aportaciones que combinan perfectamente con las bases del jazz.
Lo que tienen en común todos estos artistas es que se encuentran extendiendo la etiqueta del jazz latino más allá de su fuente original de música afrocubana. Algunos expertos consideran que la idea de mezclar jazz y música latina se desarrolló en Estados Unidos, en Nueva York, en los años 40 y 50, cuando músicos cubanos como Chano Pozo y Machito comenzaron a tocar y componer con jazzistas como Dizzie Guillespie. Pero en las últimas décadas cada vez más músicos del Caribe, Sudamérica y España han comenzado a mezclar sus propias tradiciones populares y ritmos, abriendo una gran puerta musical a la expresión cultural utilizando el jazz y la música de improvisación como su plataforma.
Cualquier lista de estos grandes de la música va a quedarse corta, sin embargo, aquí buscamos incluir a los jazzistas más jóvenes e innovadores en este género que ha roto con todos sus esquemas y se abre constantemente a nuevas mezclas y posibilidades.
En el sofocante estado de Pernambuco, al noreste de Brasil, se encuentra la ciudad costera de Recife, donde el prodigioso y joven pianista Amaro Freitas destaca como pionero en el nuevo sonido del jazz brasileño. Para este músico de apenas 30 años, el espíritu de su ciudad natal es profundo y se ve claramente reflejado en su música, que mezcla ritmos como el maracatu afrobrasileño -nacido en las plantaciones de azúcar de la esclavitud- y los ritmos carnavalescos de alta intensidad del frevo y el baião, las innovaciones bop de Charlie Parker y Thelonious Monk y los sonidos modales y post-bop de John Coltrane, además de otras influencias como su héroe Chick Corea.
Amaro comenzó a tocar el piano en la iglesia a los 12 años, bajo la instrucción de su padre, líder de la banda de la iglesia. Cuando su talento se hizo evidente, el joven prodigio ganó un lugar en el prestigioso Conservatorio Pernambucano de Música, pero tuvo que abandonar la escuela porque su familia no podía gastar dinero en el pasaje del autobús. Sin inmutarse, Amaro tocó en bandas para bodas y trabajó en un call center para financiar su matrícula. No tenía un piano propio, pero practicaba hasta el cansancio con teclas imaginarias en su habitación y hasta en un restaurante local para practicar antes del horario de apertura. Para sus 22 años, Freitas ya se había convertido en uno de los músicos más solicitados de Recife y pianista residente en el legendario bar de jazz Mingus. Fue durante este tiempo que conoció y comenzó a colaborar con el bajista Jean Elton y el baterista Hugo Medeiros, y así nació el Amaro Freitas Trio.
Cantante, compositora y guitarrista de jazz originaria de Santiago de Chile y ahora una luminaria fija en la escena neoyorquina, Camila Meza comenzó su carrera en su Chile natal en 2009, pero gracias a una beca para estudiar en The New School for Jazz and Contemporary Music de Nueva York, en la carrera de Jazz Performance, se afincó en la Gran Manzana, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera discográfica. Camila Meza forma parte de un reducido grupo de músicos de jazz que además de dominar la ejecución de un instrumento también cantan con gran conocimiento y destreza. Con apenas 36 años, Camila ya ha grabado cuatro discos y ha ofrecido conciertos en Europa, Estados Unidos, México y Sudamérica. Ella nació en Santiago de Chile en 1985, y desde muy joven se vio influenciada por la música que escuchaba su familia (desde rock, funk, pop, hasta bossa nova, clásica y jazz). Con estas influencias definió su carrera a los 16 años, creando sus propias composiciones. Cursó dos años en la Escuela Internacional de Música Projazz, una de las pocas escuelas de jazz en Chile. Pronto su potencial fue descubierto y al poco tiempo ya formaba parte de los ensambles y proyectos de sus docentes. Luego de un período de aprendizaje formó su propio proyecto solista con los mejores músicos jóvenes de jazz de Chile.
Antonio Sánchez no es ningún desconocido, por el contrario, este baterista mexicano es uno de los directores de orquesta y compositores más prominentes y destacados de su generación, como lo prueba la impresionante nómina de músicos con los que ha trabajado. Originario de Ciudad de México (1971), Sánchez comenzó a tocar la batería a la edad de 5 años y llegó a estudiar la licenciatura en piano clásico en el Conservatorio Nacional y en 1993 se mudó a Boston para enrolarse en el Berklee College of Music, así como en el Conservatorio de Nueva Inglaterra, donde se graduó Magna Cum Laude en Estudios de Jazz. Desde que se mudó a Nueva York se ha convertido en uno de los bateristas más buscados en la escena internacional del jazz. Su estilo para tocar aparece en más de cien álbumes y ha actuado y/o grabado con algunos de los nombres más importantes del jazz, incluidos Chick Corea, Michael Brecker, Charlie Haden, Gary Burton y Toots Thielmans. Desde el año 2000, se volvió el baterista de cabecera del ganador de 20 premios Grammy, Pat Metheny, y ha sido parte de prácticamente todos los proyectos del famoso guitarrista con quien ha grabado ocho álbumes, tres de ellos galardonados con el Grammy.
Originario de San Juan, Puerto Rico, el saxofonista Miguel Zenón representa y encabeza un selecto grupo de músicos que han logrado equilibrar y mezclar magistralmente los polos a menudo contradictorios de innovación y tradición, pues es capaz de integrar en su prodigio para el jazz distintos ritmos de sus raíces donde explora y disecciona la música caribeña inspirado por las tradiciones populares de su natal Puerto Rico. En su país natal estudió saxofón clásico durante seis años con el profesor Ángel Marrero en la Escuela Libre de Música de San Juan, pero tuvo que aprender de oído las armonías del jazz, escuchando sobre todo a Charlie Parker y a Tito Puente.
Hoy es ampliamente considerado como uno de los saxofonistas más innovadores e influyentes de su generación. También ha desarrollado una voz única como compositor y conceptualista, concentrando sus esfuerzos en perfeccionar una fina mezcla entre música folclórica latinoamericana y jazz. Zenón es el único músico puertorriqueño que ha ganado dos de los premios más prestigiosos para el mundo de la música, las becas Guggenheim y McArthur, esta última conocida como “la beca de los genios”.
Sobrino nieto del famoso marimbista Zeferino Nandayapa, Gustavo es el jazzista más joven de esta lista. Originario de Chiapa de Corzo, Chiapas, Nandayapa estudió en el Conservatorio de Ámsterdam y ha tomado clínicas con el propio Antonio Sánchez, además de Seamus Blake y Kurt Rosenwinkel. Hoy en día es uno de los bateristas más solicitados de la escena de jazz en México. Ha tocado con artistas de jazz e improvisación libre como Iraida Noriega, Remi Álvarez, Agustín Bernal y muchos otros. Ha colaborado con Saúl Hernández y ha trabajado con productores como Don Was (Rolling Stones, Bob Dylan, Blue Note). Pero sus inicios fueron en Chiapas, donde se formó de manera natural en una familia de músicos. Empezó tomando clases de zapateados, sones y demás folclor del sureste con su abuelo. Luego estudió música desde pequeño en Tuxtla, donde tocó marimba hasta los 19 años, para especializarse más adelante en la batería jazz, un género del que se enamoró gracias a la música de Chick Corea y Keith Jarreth. Todas estas influencias tienen cabida en el estilo ecléctico de este baterista que además ha tocado folclor colombiano mientras vivió un tiempo en Holanda.