Por: Rebeca Avila

A la pista con lo temas más bailables de Metronomy

La propuesta de pop electrónico que emanó del pasatiempo de Joseph Mount de mezclar y componer algunas cosas con sintetizadores en la comodidad e intimidad de una habitación, en aquellos lejanos principios de los 2000, hoy conjuntan un total de seis álbumes de Metronomy: desde su debut con el Pip Paine, pasando una de sus más jugosas propuestas con The English Rivera y culminando con material ecléctico de 2019 Metronomy Forever.

En vísperas de su visita a nuestro país (concretamente la Ciudad de México), el próximo 28 de febrero, decidimos hacer un breve recuento donde excluimos las baldas tristes y melancólicas, quizás hasta oscuras, para enumerar algunos de sus temas más pegadizos que invitan a entrar en la pista de baile un viernes por la noche.

Ya que Pip Paine fue un tanto ignorado, fue hasta el siguiente material Nights Out, que comenzaron a ganar popularidad en su natal Devon, en Reino Unido. De ahí se desprenden sencillos como Heartbreaker, con ese bajo inquieto que luego protagonizaría otras melodías. Heartbreaker nos saca del hundido sofá de la tristeza para hacernos mover el cuerpo al lado de los amigos verdaderos.



Siguiendo a sus compatriotas The Cure, con una suerte de happy sad modernizado Metronomy vuelve bailable la melancolía y las peripecias sentimentales en pleno siglo XXI con mezclas electrónicas. Igual estas triste ¿por qué no bailar al ritmo de On Dancefloors?



Nights Out quizá tenga la mayor cantidad de pistas movidas de este trio —en ese entonces— de pop/dance/electrónico/sintético. Para muestra Holiday, donde los falsetes casi risibles de Mount son irresistibles juntos al suave bajo que lo acompaña.



Cuando en 2011 llegó The English Rivera no se esperaba la nueva dirección que tomaría Metronomy, ni mucho menos que su popularidad se acrecentara. Lo que empezó como un proyecto casi unipersonal de Mount junto con su primo Oscar Cash y Gabriel Stebbing —un trio bastante multinstrumental— en The English Rivera rompe con el formato por completo electrónico y deja incursionar al sonido acústico de la batería, integrando a nuevos miembros como Anna Prior (percusiones) y al nigeriano Olugbenga Adelekan en el bajo en sustitución de Stebbing.



And to think they said, we'd never make anything better than this”; The look, es quizá la canción más famosa y representativa de Metronomy y parte del repertorio obligado que les ha llevado a recorrer los festivales masivos más importantes del mundo. Junto a The look, en cuanto a popularidad está The bay, aquel tema remonta, desde el título, al concepto del título del álbum y donde con ayuda de un bajo y una batería marcadas, se mezcla el sonido pop y electrónico con algo de funk.



Corinne no es nada parecido a cualquier cosa de los dos primeros discos. Más que pop, se vuelve un rockpop ochetero para sacudirse, sin pretensiones y con esa melodía que, aún sentado, hace mover la punta de los pies.



Con su siguiente material discográfico Love Letters, Metronomy demostró que siempre se reinventa. Si hay habían dejado entrar otro sonidos e instrumentos en The English Rivera, en Love Letters decidieron volver a las grabaciones en cintas magnéticas, para dar ese efecto lo-fi y a los ritmos de los años 60. Aunque la mayoría del disco está compuesto por baladillas, hay una que nos parece especialmente rítmica para sacudirse por tres minutos, la homónima Love Letters.



En 2019 la ahora banda, ya no trio, volvió con Metronomy Forever, un material que muchos catalogan como incatalogable, sin un concepto o un orden, además de muy extenso en propuesta y duración. Para romper con el un tanto cuando insulso sabor de algunas piezas instrumentales, está Salted Caramel Ice Cream, con una melodía fuera de lo pretencioso y chispeante como su lirica.