Por: Mariana Casasola

2021 y la nueva realidad del cine. Parte II

En la pasada edición de nuestro Top #CineSinCortes comenzamos un recuento de algunas de las películas más destacadas de este año, obras que se realizaron y distribuyeron en medio de un contexto completamente distinto para el cine y su industria. Algunas de estas cintas no llegaron más que a festivales y muestras, otras estuvieron en salas de cine por un corto plazo o al mismo tiempo que se encontraban en plataformas digitales de streaming. Lo que todas tienen en común es que se filmaron entre restricciones, colapsos y demoras a causa de la pandemia, pero a final de cuentas mostraron que el cine es una necesidad irrefrenable tanto para los autores que buscan contar sus historias como para los espectadores que buscamos perdernos en ellas.

Aquí continuamos con el cine más sobresaliente que vimos en 2021, cerrando nuestro recuento con tres historias realizadas por autoras que, aunque provienen de contextos, idiomas y estilos muy distintos, este año se reafirmaron como las voces con mayor fuerza y resonancia en el llamado séptimo arte.


Noche de fuego

Parece imposible encontrar la belleza y la humanidad en medio de un infierno atroz sobre la Tierra. Parece improbable demostrar que las guerreras no sólo viven en las historias legendarias y que amor y amistad no son palabras huecas. Pero todo eso logra la directora salvadoreña-mexicana Tatiana Huezo en su primera ficción. Noche de fuego narra una realidad vivida por demasiadas personas en este país. La historia tiene lugar en un pueblo mexicano que ha sido prácticamente destruido por los cárteles. Los hombres jóvenes saben que eventualmente trabajarán para el narcotráfico y es peor para las mujeres. Las niñas a menudo son secuestradas en medio de la noche y obligadas a ser esclavas de los criminales. Las madres suelen cortar el cabello de sus hijas para que se vean menos femeninas desde la distancia y cavan agujeros para enterrarlas cuando el peligro se acerca demasiado. Y, sin embargo, las niñas de este pueblo quieren vivir; como las tres amigas protagonistas de esta película, que a escondidas entran en las casas abandonadas de los desaparecidos, para probarse la ropa y maquillaje, pero deben reprimir su propia identidad y rebeldía. En la más profunda oscuridad de la violencia, Huezo narró algo que ensordece como un grito o un estruendo, pero es un susurro en la boca de una niña.

Tatiana Huezo es hoy una de las documentalistas más destacadas del país, con una obra que aborda normalmente este tipo de historias marcadas por las profundas cicatrices de la violencia y la deshumanización que deja a su paso. Y aunque este es su primer ejercicio de ficción logra la misma naturalidad narrativa de sus documentales, sobre todo porque la mayoría de este reparto son actores no profesionales. Sobra decir que esta experiencia estremecedora es difícil pero necesaria. Actualmente se puede ver en distintas salas de cine y en aquella gran plataforma de streaming.



Papicha: niña hermosa

Esta es otra obra profundamente feminista que, aunque se ubica en un país tan lejano como Argelia, comparte el mismo lenguaje al hablar de los desafíos y la violencia que enfrentan las mujeres en sus respectivas culturas, en este caso reprimidas por estrictos códigos culturales o religiosos. El título viene de la jerga argelina para nombrar a una "chica cool" o "chica rebelde" y la cineasta Mounia Meddour aporta mucha energía empoderadora a esta ópera prima autobiográfica, ambientada en la década de 1990 durante la guerra civil de su país, entre el gobierno y militantes islamistas. Su historia la protagoniza Nedjma, a quien apodan Papicha, una estudiante inteligente interesada en el diseño de modas que se escapa por las noches de su dormitorio con una amiga, evitando a los fanáticos armados, para ir a bailar a un club nocturno de estilo occidental donde además tiene un negocio en el baño de mujeres vendiendo vestidos que ella misma confecciona. Pero las fuerzas de la misoginia y el extremismo religioso se están arreciando y las medidas represivas contra las mujeres se vuelven cada vez más severas. A pesar de todo eso, Nedjma tiene una idea heroicamente desafiante: organizar un desfile de modas con nuevos diseños y colores para el tradicional abrigo o haik femenino, pero está en camino de chocar con quienes piensan que está en el lado equivocado de la historia argelina.

Esta es una historia intensamente vívida y auténtica, que presenta sin lugar a dudas a Meddour como un talento cinematográfico para ver en adelante con estos temas urgentes sobre el espíritu femenino embravecido y resistente. Y aquí va el dato curioso: a nuestra Papicha, interpretada por Lyna Khoudri, también la podemos ver aprovechando su fuerte carácter en un personaje muy similar dentro de la popular The french dispatch de Wes Anderson. Papicha aún se puede ver en salas de la Cineteca Nacional y en cierta plataforma de streaming dedicada al cine de autor.



El poder del perro

Para cerrar tenemos que hablar de la última obra de la enorme Jane Campion. The power of the dog es la primera película luego de una década de descanso de esta cineasta neozelandesa reconocida por entregar historias sobre los personajes femeninos más entrañables del cine. Pero esta es una trama muy distinta a las que usualmente aborda Campion. El escenario está puesto en la década de 1920 en Montana (aunque de hecho fue filmada en Nueva Zelanda), donde dos hermanos dirigen un rancho ganadero muy próspero: Phil Burbank (interpretado por un Benedict Cumberbatch que se merece todos los premios que va a cosechar con este papel) y George Burbank (Jesse Plemons), dos polos opuestos. Phil, un macho grosero pero carismático, tiene una necesidad constante de demostrar que es el líder más rudo y duro de su manada de vaqueros, posiblemente para ocultar su adoración y afecto por el difunto ranchero llamado Bronco que le enseñó algo más que montar a caballo. Phil llama a su hermano "gordo" y anima a sus hombres a burlarse de él, pero, de hecho, depende emocionalmente de su hermano más tranquilo y digno, y estos hombres adultos comparten un dormitorio en su mansión como si fueran niños. Así que Phil enfurece cuando George rompe su rutina torcida para casarse con una viuda de la ciudad (Kisrten Dunst) con todo y un hijo adolescente que quiere ser cirujano y no puede ser más distinto del estereotipo de un vaquero, pues es sensible, delicado y amoroso con su madre. Phil se dedicará a acosarla y burlarse de ella, detonando la caída de la mujer en la depresión y el alcoholismo, hasta que su hijo decide acercarse a este hombre tan complejo con intenciones que nos dejan entre la duda, la fascinación y la complicidad.

Las actuaciones, empezando por la de Cumberbatch son todas impresionantes, y la atmósfera represiva y asfixiante en la que se encuentran nos hace acompañarlos en esta trama sobre las raíces profundas de miedo y confusión que tiene el machismo. No hace falta decirlo, pero, aunque The power of the dog se encuentra disponible en el gigante del streaming, esta es una cinta obligada para verse en salas de cine donde se puede apreciar en toda su maravilla la maestría visual de Campion. Por cierto, los devotos de esta directora disfrutarán mucho el guiño que ella nos regala en la escena en la que un grupo de hombres carga un gran piano en medio de este desierto incivilizado.