Por: Arody Rangel

Nikola Tesla: padre de la era eléctrica

“El desarrollo progresivo del hombre depende vitalmente de la invención; es el producto más importante de su cerebro creativo”.

Mis inventos, Nikola Tesla


En 1893, del 1 de mayo al 30 de noviembre, tuvo lugar en la ciudad de Chicago la Exposición Mundial Colombina, los desarrollos tecnológicos de genios de todo el mundo estaban allí para celebrar los 400 años del descubrimiento de América por Cristóbal Colón y así Estados Unidos demostraba que tenía una ciudad a la altura de la París o la Londres del viejo mundo. Esta feria científico-tecnológica fue también el escenario de la contienda final de la llamada Guerra de las Corrientes: la pugna entre la corriente continua y la corriente alterna como sistemas de transmisión de energía que protagonizaron Thomas Alva Edison, creador y defensor del primer sistema, y Nikola Tesla, creador y defensor de la CA; el hecho fue que la Westinghouse Corporation alimentó de energía eléctrica aquella exposición con la CA de Tesla, luego de vencer a la General Electric de Edison que había presentado una propuesta basada en CC, el doble de cara y cuya instalación y puesta en marcha generaba montones de inconvenientes.

Aquélla fue la primera vez que un complejo urbano era alimentado por el sistema de CA y no pasó mucho tiempo para que, una tras otra, las ciudades de toda la esfera se abastecieran de energía de esta manera. El genio Nikola Tesla ganó así una de las batallas más decisivas de la historia contemporánea, pues el mundo tal como lo conocemos, esta infraestructura energética de la que dependen en su totalidad las actividades del orbe entero no sería lo mismo sin su gran aporte. Esto debió bastar para que Tesla figurase como uno de los más grandes científicos y genios de toda la historia, no obstante, terminó sus días en la ruina y con reputación de científico loco, y luego de su muerte sus opositores se encargaron de borrarlo de la historia.

Científico, mago y visionario a la vez, la figura de Tesla ha resurgido en tiempos recientes, su legado se defiende desde las trincheras de la divulgación científica y sirve de inspiración para las apuestas tecnológicas más innovadoras. Y como sucede con todas las personalidades geniales, también se han inventado y atribuido las cosas más hilarantes a su persona. Si tenía TOC o amaba a las palomas, si creía que la electricidad era la panacea o que había vida extraterrestre, si montaba espectáculos en los que se hacía pasar corriente a través de su cuerpo o diseñó el rayo de la muerte, incluso si el FBI incautó sus manuscritos al morir, la genialidad de Tesla estriba en otros aspectos de su biografía.


Hijo de la electricidad

Se dice que Tesla nació en medio de una tormenta eléctrica y que debido a esto su madre lo llamó hijo de la electricidad, también que su fascinación por esta energía despertó en su niñez cuando miraba erizarse los pelos del gato de su casa. Lo cierto es que el joven Tesla estudió ingeniería eléctrica en la Universidad Politécnica de Graz, en Austria, pues su padre le prometió matricularlo si lograba vencer el cólera que lo asoló a sus 17 años; luego de la universidad trabajó en la compañía nacional telefónica de Viena y de ahí se trasladó a la sede en París de la compañía de Thomas Alva Edison, donde conoció a Charles Batchelor quien, al notar su talento, lo envió directo a Estados Unidos con su colaborador Edison.

De hecho, la riña con el inventor estadounidense parece remontarse a la época en la que Tesla trabajó para él: Edison le pidió perfeccionar su sistema de transmisión de CC a cambio de varios miles de dólares, pero cuando Tesla le presentó la mejora, Edison se burló de él y le señaló que todo había sido una broma; acto seguido, Tesla renunció y decidió probar suerte por cuenta propia.

Se dice también que la idea del motor eléctrico de inducción le vino de golpe, como un rayo, mientras recitaba el Fausto de Goethe en medio de un paseo. Esta genial innovación, que está detrás ni más ni menos que de nuestros electrodomésticos y que hace posible la transmisión de energía con el sistema de CA, le valió un jugoso contrato con la Westinghouse Corporation, compañía con la que además de derrotar a Edison en la Guerra de las Corrientes, creó una de las primeras plantas hidroeléctricas de los EEUU, la cual aprovechaba la energía de las cataratas del Niágara y funcionaba bajo el principio de la CA.


Sueño de sueños: energía y comunicaciones inalámbricas

La tecnología sin cables es de reciente factura, pero el siglo pasado este tipo de ideas sólo cruzaban por la cabeza de Tesla. Se le considera pionero o precursor tanto de las comunicaciones como de la tecnología inalámbricas, incluso de la tecnología de bolsillo y el mando a distancia, esto es, de muchas de las cosas que forman parte de nuestra cotidianeidad como la señal satelital, el wi-fi, los portátiles, el control remoto y los robots. De esta forma, Tesla se ha ganado el adjetivo de padre del futuro, del futuro de su época que es nuestro presente y que continúa proyectándose.

De todas estas ideas, la que Nikola buscó hacer realidad en sus días fue la de crear una red mundial de comunicación inalámbrica con la convicción de que era posible aprovechar las energías naturales de nuestro mundo y hacerlas transitar por la atmósfera hacia cualquier sitio. El sueño comenzó a materializarse durante los primeros años del siglo XX con la construcción de la Torre Wardenclyffe en un terreno ubicado en Long Island, Nueva York; esta torre de alta tensión poseía una antena de 30 metros de altura y con ella se proyectaba realizar telefonía transatlántica, retransmisiones radiofónicas y transmitir energía de forma inalámbrica, sin cables entre emisor y receptor, y además de forma gratuita, ni más ni menos.

El proyecto se vino abajo debido a los intereses monetarios del sector energético y a que Guglielmo Marconi, el presunto padre de la radio, ya había logrado para entonces la primera transmisión trasatlántica de radio exitosamente ‒echando mano de varias patentes de Tesla, por cierto‒. Sólo podemos imaginar cómo sería nuestro mundo si la empresa del genio serbio hubiera prosperado; por ejemplo, no estaríamos planteado alternativas ecológicas para nuestro abasto de energía en medio de esta crisis ambiental, sino que viviríamos en un sistema bastante cercano a las utopías con las que queremos remediar nuestros males.