“No cuenten nunca nada a nadie. En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo.”
El guardián entre el centeno, J.D. Salinger
J. D. Salinger publicó en 1951 una de las novelas de iniciación más entrañables de la literatura contemporánea: El guardián entre el centeno. Se conocen como novelas de iniciación a aquellas en las que el protagonista es un rebelde adolescente que se bate en duelo con sus padres, profesores, amigos y compañeros, aunque la pelea más importante es la que ocurre en su interior, consigo mismo; luego de estas batallas, el adolescente en cuestión rompe el cascarón y ve con nuevos ojos el mundo.
Holden Caulfield, nuestro guardián entre el centeno, es un joven de 15 años, ha sido expulsado del colegio en vísperas de Navidad -es el tercer colegio del que lo expulsan-, ¿su problema? Nada en el mundo que lo rodea lo hace feliz, considera que los adultos son unos hipócritas y que la mayoría de sus coetáneos son estúpidos; Holden no es el típico rebelde sin causa, metido en líos o haciendo líos, es un chico tranquilo, muy observador y un agudo crítico de su entorno, también es algo arrebatado, ingenuo y tierno. El verdadero problema de Holden es que está en un tránsito que le adolece, a medio camino entre el adiós a la infancia y la entrada a la vida adulta, se encuentra en la crisis existencial más dura que cualquiera haya pasado: la adolescencia.
En buena parte de su relato, Holden nos repite una y otra vez lo deprimido que se siente, casi cualquier acontecimiento lo descoloca y lo sume en la tristeza, pero tanto el personaje como el lector nos sabemos acompañados. Suele pensarse que hay lecturas para cada edad, las novelas de iniciación, por ejemplo, están en los programas de literatura de secundaria y preparatoria; El guardián entre el centeno, en particular, fue escrita para adultos y a pesar de que fue muy bien recibida por la crítica, estuvo prohibida en varios colegios de Estados Unidos hasta la década de los ochenta, a pesar de esto, ha acompañado a generaciones de adolescentes desde su publicación y a lo largo del mundo.
Pero el desarraigo y sufrimiento de este carismático adolescente han tocado fibras de personas de todas las edades, esta obra cumbre de Salinger también se cuenta entre las mejores de la Literatura universal, ya que la infancia es uno de los anhelos más preciados de la vida adulta, alguien alguna vez ha sentido como Holden, cuando le responde a Phoebe lo que realmente quiere ser:
Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.
Tras la lectura de El guardián entre el centeno pasa lo que dice Holden sobre sus novelas favoritas, dan ganas de ser amigo del autor para poder telefonearle, dan ganas de tener por amigo al joven con gorro de caza rojo para poder telefonearle.