Por: Geovanny Villegas

IMER: la casa de la radio

Aunque el avance tecnológico abre camino a nuevas herramientas que mejoran o facilitan nuestra vida diaria, también es cierto que, tras de sí, deja un cementerio de artefactos cuya fecha de caducidad aún no expira. A primera vista, el escenario parece catastrófico, sin embargo, también hay excepciones, para fortuna nuestra, como sucede, por ejemplo, con la radio.

En esta ocasión, para conmemorar la fundación del Instituto Mexicano de la Radio, en Gaceta 22 hacemos un recuento de los momentos más significativos en la historia de la radiodifusión en nuestro país. Así que, sin más que añadir, manos a la obra.

Situémonos en otro momento: a finales del siglo XIX, cuando, después de una serie de investigaciones y teorías formuladas en diversas partes del mundo, el italiano Guillermo Marconi realizó la primera transmisión por radio en 1879. ¿Qué pasaría por tu mente al escuchar la voz de un desconocido que habla a través de una caja de madera provista de botones y bocinas? Quizá en este momento parezca algo trivial, pero no resulta exagerado imaginar que hubo quienes pensaron que al interior del artefacto vivía un diminuto ser —“Ant-Man”, ¿eres tú? — cuya labor consistía en dar marcha a la mágica maquinaria capaz de transmitir sonidos.

En México, la radio llegó en 1921, cuando los hermanos Pedro y Adolfo Gómez Fernández instalaron un equipo transmisor en el Teatro Ideal. Ese glorioso 27 de septiembre Pedrito y Poncho transmitieron, con 20 watts de potencia, un programa radiofónico conformado por dos canciones.

A partir de este evento, así como sucedió en Monterrey con las transmisiones de Constantino de Tárnava en casa de sus padres, la radio comenzó a ocupar un papel primordial en la vida de la sociedad. De manera que, en 1924, Plutarco Elías Calles fue el primer candidato en ocupar la radio para difundir su campaña presidencial, pero eso es arena de otro costal.

En estos primeros años, y hasta 1930, la radio en México fue, principalmente, experimental: surgieron diversas estaciones que, con el paso de los años, se convertirían en referencia, como la emisora de la fábrica de cigarros “El buen tono”, a la que se le asignaron las siglas XEB, hoy conocida como “La B grande de México”. Es importante señalar que esta estación, hoy parte del IMER, comenzó sus transmisiones en 1923 y es una de las más antiguas de México y Latinoamérica.

Como lo mencionamos previamente, poco a poco la radio comenzó a tomar mayor presencia, y al finalizar la década de 1940, los avances tecnológicos dieron paso a la Frecuencia Modulada (FM) que, aunque contaba con una cobertura más corta, ofrecía mayor calidad de sonido. Con la apertura de estos nuevos canales, la radio es, aún hoy, el medio de comunicación con mayor cobertura en el país.

Ante este crecimiento, el 23 de marzo de 1983 se creó el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), organismo planificado para garantizar el acceso a la información a través del servicio público de radiodifusión. A 39 años de su nacimiento, el IMER no sólo brinda información plural, sino también se distingue por su amplia variedad musical.

Actualmente cuenta con 19 emisoras que abarcan desde la música tropical hasta la clásica y el jazz. Y es que la vitalidad del IMER se alimenta de su capacidad para adaptarse: para escuchar Estéreo Istmo, por ejemplo, no hace falta estar en aquel paraíso, sino que basta con descargar en tu teléfono la aplicación oficial o, en su defecto, sintonizarla en su página de internet www.imer.mx.

Finalmente, a manera de invitación, te compartimos algunos de los programas más conocidos de la institución:

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