Por: Rebeca Avila

Giorgio Moroder: synthwave, Donna Summer, Daft Punk y cómo ser DJ sin haber pinchado

Antes de la era en la que no podemos estar a menos de dos metros de distancia de los otros, hubo una época, cuyos inicios se remontan a más de cuatro décadas, en el siglo pasado, donde las almas se reunían a bailar al calor de las luces de colores en medio de la penumbra de los clubes nocturnos, entre la bruma de las máquinas de humo y el sudor de los cuerpos. Una época que hoy parece sólo un recuerdo ante las circunstancias - ¿volveremos a bailar así alguna vez? - y que inició con la música disco de los 70 donde afroamericanos y gays encontraron un lugar y que, tras su aparente desmoronamiento, transmutó en otros conceptos de música bailable que tomaron dos direcciones: el regreso a la escena underground y la mismísima industria del pop.

Uno de los nombres/hombres que fue indispensable para sentar las bases de la llamada música electrónica y de varias de sus ramificaciones fue el italiano Giovanni Giorgio Moroder. Géneros como el Hi-NRG, tecno y el synthpop se desarrollaron gracias a la introducción de Moroder de sintetizadores y cajas de ritmos en un tipo de música que, quizá aun hoy, cueste trabajo comprender. ¿Cómo apreciar una música cuyo entendimiento sólo puede ser posible parándose a bailar? Y ¿cómo articular movimientos con esos sonidos tan robóticos que pareciera que fueron hechos por y para gente carente de sentido del ritmo?, ¿dónde está el feeling al bailar en algo que, por ser fabricado por una máquina, pareciera carecer de ello?

Puede que en la actualidad la música de las discoteques, clubes nocturnos, antros (mismo concepto, distintas épocas y geografías), etc., haya evolucionado a interminables variables, pero esos sonidos automatizados objeto de crítica, fueron la respuesta al futuro de la música bailable y la fórmula del éxito que catapultó y definió la carrera del ícono del disco, Donna Summer. Hablamos de éxitos cuya producción y composición musical fueron obra de Moroder, como I Feel Love, On the Radio, Bad Girls, Love To Love You Baby (la primera composición disco de Giorgio), en las que se constata que el sonido mecánico de una máquina puede ser irresistiblemente seductor. Aunque Summer fue el mayor ejemplo de la influencia de Moroder -por ser su creador y productor- en la incursión de los sonidos electrónicos en el pop y otros géneros comerciarles como el new weve y el mismo rock, no fue la única partícipe en ese viaje comandado por el compositor italiano, también estuvieron arriba del tren Debby Harry (Blondie), hasta David Bowie (Cat People) y Fredy Mercury.

Pero existe otro terreno que Giorgio Moroder dominó gracias a sus sonidos futuristas -que aún después de décadas siguen pareciendo venir de aquello que no logramos alcanzar, el mañana-: el synthwave y en general las bandas sonoras de películas ochenteras. En este Pantalla sonora y a propósito de su cumpleaños número 81 (26 de abril), te compartimos algunos éxitos musicales obra del padre del italodisco y el rey de un tiempo en que las canciones de películas encabezaban las listas de popularidad.

Si bien, la música original dentro del cine siempre ha sido importante, casi esencial, para el éxito de muchas cintas, el synthwave regaló no sólo destacadas y memorables bandas sonoras y momentos iconográficos a escenas en concreto, sino que dio algunos de los grandes éxitos pop de finales de los 70 y durante los 80. Figuras como Jean-Michel Jarre, Vangelis, John Carpenter y, por supuesto, Giorgio, crearon un nuevo concepto de música para el cine, música de película que podía venderse para ser bailada, y Moroder no fue sólo partícipe y artífice de esta música, sino que la llevó nada menos que a los Oscar, donde se alzó varias ocasiones con estatuillas a Mejor Banda Sonora Original y a Mejor Canción Original. Aquí, algunas de ellas.


Expreso de Medianoche

El primer Oscar de Moroder y que le prometió futuros trabajos en el cine, fue Expreso de Medianoche (1978). La historia, basada en un hecho real sobre un hombre que es atrapado por contrabandear hachís en Turquía y confinado a una cárcel en aquel lugar, no podía tener mejor acompañamiento musical para esas escenas casi claustrofóbicas, llenas de violencia atroz y una secuencia de persecución por las engentadas calles de Estambul musicalizada por el tema Chase.



Scarface y American Gigolo

A principios de los 80, Brian de Palma se embarcó en uno de sus trabajos más notorios: hacer una nueva versión de Scarface, para mostrar la decadencia de la autodestrucción por dinero. Este remake cargado de pólvora, explosiones, sangre, droga y más de 200 fucks (mierda) estuvo acompañado también de música disco creada por Giorgio; desde el robótico Disco 79 hasta el tema She’s On Fire, donde la soberbia Michelle Pfeiffer (la esposa del jefe), enfundada en su vestido verde esmeralda, saca a bailar al gánstercillo Tony Montana (Al Pacino).


Antes del éxito de la banda sonora de Scarface y del primer sencillo en solitario de Debby Harry, Rush Rush, la vocalista de Blondie ya había logrado uno de sus temas más famosos gracias a una colaboración previa con Moroder en la música, en el filme American Gigolo (si, ese donde Richard Gere es la “mujer bonita” de la película) cuya hoy icónica Call me (compuesta por Moroder, en un principio se llamaría Man Machine, hasta que Harry cambió la letra a una más seductora que machista) introduce los créditos principales de la cinta, con Gere al volante de su Mercedes deportivo.



Flashdance, La historia interminable y Cat people

Después de realizar la música para el filme Cat People (1982) alejándose un poco de su característico sonido acelerado del sintetizador para acoplarse con las letras y el estilo de la enigmática presencia de David Bowie, con quien compuso el tema homónimo principal de la cinta, Giorgio se embarcó en una de esas películas que se ven superadas por algo más que su calidad argumental o innovación narrativa; en este caso su banda sonora original. Tras su estreno, Flashdance (1983) resultó un completo desastre para la crítica, pero todo un triunfo dentro y fuera de las salas de cine. Si la trama es buena o no, poco importó, pero la historia de Alex Owens, la chica que de día es soldadora y de noche baila en un bar mientras sueña que va a la escuela de ballet, fue un acontecimiento: las chicas querían vestir cómo ella, sudadera holgada, mallas ajustadas, leotardos y calentadores en los tobillos, y todo el mundo bailar Maniac, pero sobre todo al ritmo del himno aspiracional y esperanzador, What A Feeling, de Irene Cara.


Al siguiente año, en 1984, Moroder ofrecía al mundo una pieza tan meliflua como pegadiza. NeverEnding Story interpretado por Limahl (uno de esos One Hit Wonder) fue de gran importancia para que La historia interminable, de producción alemana/estadounidense, tuviera éxito no sólo en los Estados Unidos, sino en varias latitudes. Los preadolescentes la cantaban en nombre del amor y llegó a los puestos principales de popularidad en países como Suiza, Italia, Noruega, Alemania, Inglaterra, España, Australia y, por supuesto, Estados Unidos.



Top Gun

A Moroder le debemos uno de los temas preferidos para una celebración quinceañera mexicana; quien haya asistido a alguno de estos rituales sociales durante los 80 y 90, debió escuchar hasta el cansancio Take My Breath Away de Berlín como tema para abrir el baile de las adolescentes mexicanas. Su revuelo resultó de la última colaboración para bandas sonoras de Moroder, Top Gun (1986), protagonizada por Tom Cruise. Esta mescolanza de pilotos en acción, rivalidad masculina y romance, se vio aderezada por dos temas principales Danger Zone de Kenny Loggins y la ya mencionada de Berlín, ambas compuestas musicalmente por Giorgio. El cierre de esta etapa cinematográfica del italiano muestra cómo una canción (Take My Breath Away), cuyo bucle eterno no es más que un bajo casi estridente si es escuchara por si sola, con el sonido tan mecánico del sintetizador puede resultar tan trágica y melosa.



Metrópolis

Si Metrópolis (1927, Fritz Lang) trataba del futuro distópico, ¿quién mejor para musicalizarla que Moroder? Así que en 1984 el italiano se dio a la tarea de hacer una nueva versión de la banda sonora de esta joya del Expresionismo alemán y reunió a cantantes tan diversos como Jon Anderson (Cage Of Freedom), Bonnie Tyler (Here She Comes), Pat Benatar (Here’s My Heart), Adam Ant (What’s Going On) y Freddie Mercury (Love Kills).



(Bonus Track) Giorgio by Moroder

Después de Top Gun, Moroder dejó las filas de la composición de bandas sonoras, lanzó algunos álbumes, pero se mantuvo con bajo perfil. Años (décadas) después, Daft Punk lo buscó para conversar sobre una colaboración para su próximo disco. El dúo francés, que ha reconocido que sin la aportación de Giorgio Moroder a la música electrónica (curiosamente quien ayudó en gran medida a formar a los DJ, no había pinchado un vinyl en toda su vida, hasta apenas en el 2019) jamás habrían realizado aquel segundo álbum (Discovery, 2001) que los impulsó a la fama, invitó al rey del italodisco para que les contara un poco su proceso creativo y su vida, y así fue como en el Random Access Memories (2013), Giorgio tuvo una mezcla entre el homenaje, la colaboración y resurrección.


Si quieres conocer todas las colaboraciones musicales, álbum y proyectos que conforman la obra de Giorgio Moroder puedes encontrar su discografía completa aquí o en su cuenta de Soundclound, donde ha puesto a disposición joyas y material inédito que no encontrarás en otras plataformas.