Notas sobre Baudelaire

Por: Arody Rangel

Lo que a mí me pertenece es el pasado mañana. Algunos hombres nacen póstumos.

F. Nietzsche, El Anticristo

Hombre póstumo, Baudelaire publicó en 1857 Las flores del mal, una compilación de poemas que el propio autor denominó “flores malsanas”; estas flores fueron mal recibidas por la Francia de la época, de hecho, Baudelaire fue multado y obligado a mutilar su obra porque era “contraria a la moral pública”. Sin embargo, la poesía de Baudelaire es un canto al mundo de ese entonces — nada lejano al nuestro — , un canto a la belleza de las cosas más mundanas, viles y absurdas.

Esta osadía: elevar a tópico poético la inmundicia de las calles, el vicio que recubre la vida nocturna de la ciudad, la hipocresía y doble moral de la sociedad decimonónica, han hecho a Baudelaire el padre de nuestra poesía moderna. Y no sólo eso, el propio Baudelaire encarnó el ideal del artista moderno: el dandi, quien tiene por única profesión “cultivar la idea de lo bello en su persona, satisfacer sus pasiones, sentir y pensar”; el propósito no es consagrar algún ideal hedonista, sino hacer de sí mismo una obra de arte y hacer el arte por el arte.

Spleen: tedio y melancolía. Baudelaire también fue un gran pintor de la vida moderna, del ánimo del hombre moderno. La monotonía que recubre nuestras vidas, el absurdo que marca nuestra existencia, se leen ya en nuestro poeta maldito: un ir y venir entre calles e historias en el Spleen de París, no hay grandes tramas ni dramas, sólo la vida con todas sus contradicciones y sinsentidos. La prosa poética tan gustada por muchos de nuestros escritores contemporáneos tiene en Baudelaire uno de sus comienzos.


Forzar las referencias

Charles Baudelaire nació un 31 de agosto de 1821, en el calendario podemos encontrar el deceso de otro hombre póstumo: Friedrich Nietzsche, el 25 de agosto de 1900. Es interesante encontrar en Ecce homo una sentencia nietzscheana sobre Baudelaire: “el decadente típico, en el que se reconoció toda una generación de artistas, quizá haya sido también el último.”

También cerca, en el calendario, el nacimiento del escritor Jorge Luis Borges, el 24 de agosto de 1899. En el libro Borges de Bioy Casares encontramos la siguiente sentencia: “¿La fama de Baudelaire? La cursilería gusta. Qué triste llenar la literatura de almohadones y muebles y mostrar la maldad como meritoria. Baudelaire es la piedra de toque para saber si una persona entiende algo de poesía, para saber si una persona es un imbécil; si admira a Baudelaire, es un imbécil.”

Además, podemos tender un puente entre nuestro poeta maldito y el gran cronopio: Julio Cortázar, quien nació un 26 de agosto de 1914, ambos dedicaron sus fuerzas a la traducción de la obra de Edgar Allan Poe, escritor multifacético a quien admiraban; ellos fluyen, al igual que él, entre el verso y la prosa.

La literatura de Baudelaire fue condenada en su tiempo, él mismo desistió de ser aceptado después de algunos intentos infructíferos, pero continúa aludiéndonos:

[...]
En la jaula infame de nuestros vicios,
¡Hay uno más feo, más malo, más inmundo!
Si bien no produce grandes gestos, ni grandes gritos,
Haría de la Tierra complacido un despojo
Y en un bostezo tragaríase el mundo:
¡Es el Tedio! - los ojos preñados de involuntario llanto
Sueña con patíbulos mientras fuma su pipa
Tú conoces, lector, este monstruo delicado,
- Hipócrita lector, - mi semejante, mi hermano. -


“Al lector”, Charles Baudelaire en Las flores del mal