Las fronteras intangibles de Abbas Kiarostami
Por: Mariana Casasola
El arte nos llama para extraer de nuestra realidad una verdad oculta difícil de descubrir, y que no se encuentra a un nivel material, sino espiritual.
Abbas Kiarostami
En la frontera entre la devoción a la vida y la posibilidad inquietante de morir. Entre la reflexión filosófica y la poesía persa. Entre la franqueza que se busca en la recreación documental y la mentira ligada a la ficción. Ahí tiene un lugar singular el cine de Abbas Kiarostami.
Si esas fronteras son difíciles de distinguir es porque éste fue un cineasta hábil y sutil para eludirlas. Así, con esa cualidad esquiva, sus casi 50 películas hoy se encuentran entre las obras más admiradas, filmes que lo convirtieron en un artista esencial, determinante, y que de paso pusieron en el mapa al cine iraní.
En las fronteras intangibles de la obra de Kiarostami, sin embargo, sí podemos encontrar claros indicios del porqué él es aclamado como uno de los mejores directores en la historia del cine. Empezando, por ejemplo, con la belleza que siempre hallaba en lo ordinario: los protagonistas de sus historias son gente común, sus paisajes son las sencillas aldeas; invertía largas tomas en contemplar el movimiento de objetos, la serenidad en los campos, el silencio.
Jugaba, entrando y saliendo a voluntad a través de los límites de la ficción y la no-ficción. ¿Qué es verdad y qué es invención?, el cineasta iraní fue uno de los primeros directores en disipar esas barreras.
Este 22 de junio Abbas Kiarostami habría cumplido 77 años, pero el pasado año su muerte a causa de cáncer sorprendió al mundo. Para celebrar la particular belleza de su obra, en este Top #CineSinCortes te mencionamos tan sólo cinco ejemplos que no podemos dejar de recordar. A ti te queda descubrir en ellos muchas más fronteras que Kiarostami hizo intangibles pero gloriosas:
1 Primer plano
Antes de ser reconocido a nivel internacional, el maestro iraní ya había realizado Primer plano (Nema-ye Nazdik, 1990), su experimento más noble con los límites entre ficción y documental. La historia fue un hecho real: el empleado de una imprenta engañó a una adinerada familia de Teherán al hacerse pasar por otro gran cineasta iraní, Mohsen Makhmalbaf. Tras ser descubierto y arrestado por intento de fraude, Kiarostami no sólo asistió al juicio para documentarlo, también hizo que tanto el acusado como la familia demandante recrearan todo lo sucedido. El resultado es una verdadera confusión entre la vida y el cine.
2 El sabor de las cerezas
La consagración definitiva del director llegó en 1997, cuando El sabor de las cerezas (Ta'm-e-guilass) le valió la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Canal 22 tiene en su catálogo esta película que sigue a un hombre decidido a acabar con su vida, pero que antes quiere encontrar alguien que se encargue de enterrar su cuerpo cuando se haya suicidado.
3 El viento nos llevará
Una pieza de la poeta iraní Forugh Farrojzad, da nombre a esta cinta que sigue a un periodista recién llegado desde la ciudad de Teherán a un pequeño pueblo del Kurdistán iraní, fingiendo ser ingeniero, para asistir y documentar los funerales de una anciana. Cuando la señora, lejos de fallecer, comienza a mejorar, surge una suerte de enredo, pues los pobladores están convencidos de que el periodista y sus compañeros de rodaje son en realidad buscadores de un tesoro que se halla en el cementerio local.

4 Trilogía Koker
La denominada Trilogía Koker está compuesta por ¿Dónde está la casa de mi amigo? (Khane-ye doust kodjast, 1987), Y la vida continúa (Zendegi va digar hich, 1991) y A través de los olivos (Zire darakhatan zeyton, 1994). Comienza con la historia de un estudiante de primaria y sus frustrantes esfuerzos en la villa Koker al norte de Irán. En la siguiente película, este mismo niño es buscado por un amigo luego de que un terremoto deje devastada la ciudad. Y por último, como conclusión de la serie, se muestra al protagonista y a la gente de Koker en recuperación luego del siniestro.
El sismo en Koker fue real y la reconstrucción de sus espacios y sus habitantes también. Kiarostami logró capturar el lugar primero intacto, luego destruido, y después en recuperación. Reclutó pobladores de la villa, principalmente niños, para actuar en las películas y siguió sus vidas en medio de la tragedia y el corazón de la cultura rural iraní. Su atención al detalle de los acontecimientos le permitió mostrar una ficción invadida por la realidad, al mismo tiempo transformando y reflexionando sobre cada una.
5 Copia fiel
Este es un ejemplo de las interesantes películas que enmarcan el trabajo de Kiarostami fuera del contexto iraní. En esta historia sobre la ambigüedad, el escenario es un pueblo al sur de la Toscana italiana que sigue a una galerista francesa enfadada con la vida, interpretada por Juliette Binoche, la cual conoce a un escritor británico que acude a Italia a pronunciar una conferencia. Estos personajes de pronto comienzan un juego en el que pretenden ser un matrimonio casado desde hace quince años. El juego acaba pareciéndose a la realidad. Kiarostami establece la dualidad entre la verdad y la réplica, la decepción y la ilusión.