Por: Rebeca Avila

La pérdida de memoria desde la humanización: Alzheimer y el cine

Imagina despertar y no reconocer a la persona delante del espejo, pelear con ella; no reconocer a una pareja, a un hijo o hija, el propio hogar, emocional y físico, que ha sido cobijo por años; ser vulnerable del mundo y de uno mismo debe ser una de las peores pesadillas encarnadas.

La pérdida progresiva de la memoria, lenta y silenciosamente, hacen complicado un diagnóstico temprano de enfermedades demenciales como el Alzheimer, cuyos síntomas se esconden en los pliegues de la realidad cognitiva y que nadie, ni quien la padece ni las personas a su alrededor, está listo para afrontar.

En el marco del Día Mundial del Alzheimer (21 de septiembre), te proponemos algunas perspectivas cinematográficas donde se abordan padecimientos neurodegenerativos, vistos desde la desde la dosis de realidad, humanización y sensibilidad que puede ofrecer la ficción.


Siempre Alice (Wash Westmoreland y Richard Glatzer, 2014)
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Aunque el deterioro mental se asocia con un síntoma de vejez, en Siempre Alice, es una mujer de 50 años quien recibe un diagnóstico de Alzheimer luego de un par de percances que la hacen prestar atención a su salud. El más importante de ellos sucede mientras sale a ejercitarse y, de un momento a otro, no recuerda dónde está ni qué hace ahí. Consumada académica y con una familia que danza en la normalidad y felicidad de la concepción occidental moderna, el personaje interpretado por Julianne Moore sufre el peor choque de realidad cuando, luego de conocer que está enferma, visita una residencia para ancianos seniles. Ahí, al toparse de frente con su posible futuro, decide que no pretende avanzar hasta tal punto. Pese a la drástica solución por la que opta, la cinta representa la lucha de una mujer por mantener la vida, sus relaciones, recuerdos y el sentido de quién es.


La demora (Rodrigo Plá, 2012)
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De entre las múltiples películas (incluidas la de esta lista) que, incluso, romantizan la demencia y la pérdida de memoria, La demora discrepa de todas ellas. Los protagonistas no son gente acomodada, ni viven en una aparente felicidad que se rompe cual cristal frente a la enfermedad. El filme de Rodrigo Plá es una muestra de drama familiar y social, en el que no todas las personas pueden sólo sentarse a llorar ante la desgracia de tener a alguien cuya mente se va desvaneciendo. Hay quienes no tienen más remedio que adaptar su precariedad a una nueva desgracia y, en medio de la desesperanza, buscar soluciones, aunque estas sean de lo más inhumanas. María es madre de tres hijos y tiene bajo su cuidado a su padre, un hombre de avanzada edad que comienza a tener pérdida de memoria y que requiere atención la mayor parte del tiempo. Por ese motivo, ella opta por trabajar en casa para poder estar al tanto, lo que ocasiona una baja en los ingresos del hogar. Ante esta presión, la falta de apoyo de sus hermanos y el rechazo de una solicitud en una casa de reposo, María opta, sin más, por el abandono.


El padre (Florian Zeller, 2020)
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La mayoría de los filmes con esta temática exploran una dualidad: la visión del que acompaña al enfermo y escasamente la del que la padece. No por no ser importante, sino porque resulta complejo obtener esa perspectiva. El padre es un relato que se sumerge en la mente irracional de un hombre octogenario con pérdida de memoria, y pone al espectador en un estado de confusión entre la realidad y las creaciones que parten de su demencia. Así, la mente de Anthony viaja por distintos tiempos y escenarios, y pese a que su hija ha dedicado años a cuidarlo con ayuda de enfermeras, son la soledad y la falta de constancia de rostros familiares, elementos importantes en la intrincada fragmentación de su mente.


Nebraska (Alexander Payne, 2013)
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También en el drama del oportunismo y de las reconciliaciones, este filme, con fotografía en blanco y negro, evoca la nostalgia y la desolación del final del viaje, en el sentido literal y estricto. En él se cuenta la historia del viejo Woody, un hombre cuya avanzada edad, soledad y anterior alcoholismo, le han detonado indicios de senilidad. La necedad se apodera de él cuando recibe por correo electrónico el aviso de que he ganado un millón de dólares y para cobrarlo debe viajar a Nebraska. Aferrado, más a la posibilidad de lograr algo en sus últimos años de vida que al dinero, convence a regañadientes a su hijo para que lo acompañe hasta su destino desde Montana. Esta suerte de roadtrip movie ofrece, desde la empatía y la sátira, un momento de reforjar los lazos paternofiliales.


Las buenas hierbas (María Novaro, 2010)
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De entre las múltiples cosas que roba el Alzheimer, además de los recuerdos, están la libertad y la independencia. Lala es una bióloga etnobotánica que trabaja nada menos que en la UNAM. Tiene una hija, Dalia, a la que hace tiempo no ve, pues trabaja en una pequeña radio comunitaria. La normalidad de ambas se ve interrumpida cuando a Lala le diagnostican Alzheimer y Dalia tiene que mudarse con su hijo Cosmo, para cuidar a su madre. La historia, hilada por las propiedades curativas (medicinal y emocionalmente) de las plantas, muestra el proceso de deterioro mental y físico de un enfermo de Alzheimer, desde el desconcierto ante el olvido, pasando por la obsesión con las cosas cotidianas y con el pasado, así como la regresión hacia la infancia, hasta la pérdida del lenguaje y la capacidad motriz. Las buenas hierbas es un relato sobre ofrecer dignidad a quien se ama.


El hijo de la novia (Juan José Campanella, 2001)
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En un episodio más de ¿cómo los hijos pueden ayudar a sus padres a realizar sus sueños? está El hijo de la novia. Rafael tiene 40 años, es divorciado y ocupa todos sus días en atender el restaurante familiar. Este personaje egoísta atareado por su trabajo carece de tiempo para sus seres queridos, en especial para su madre que, enferma de Alzheimer, reside en un asilo.

Después de una suerte de epifanía, el protagonista cambia su percepción de lo que es importante en la vida; entre esas cosas, la familia y el amor, por lo que decide ayudar a su padre a cumplir el sueño de su madre: casarse por la iglesia. La narración que plantea la cinta respecto a esta enfermedad es el ir y venir de los recuerdos, momentos dolorosos, la asociación de la infancia con la vejez y el amor y unión familiar.