Con arte y whisky, Javier Marín festeja tres décadas de carrera

Por: Dulce Gómez y Elizabeth Moreno


En el marco de la celebración de sus 30 años de trayectoria, el escultor Javier Marín platicó con Gaceta 22 sobre sus proyectos, los cuales incluyeron un evento en el que se subastaron tres piezas de su autoría para una afamada marca de whisky.

En entrevista, el artista explicó los detalles de estos diseños que fueron subastados en el Museo Interactivo de Economía (MIDE) y cuya ganancia se destinará a la fundación que lleva su nombre.

Es la primera vez que acepta un proyecto de este tipo, ¿por qué?
Porque vas por la vida y te encuentras con personas con las que te identificas. Eso fue lo que me pasó con Buchanan's. Hay muchas cosas que tenemos en común. Hablamos mucho de la fundación, y ellos se comprometieron a apoyar los programas de esta.

¿En qué consiste esta colaboración?
Hay tres piezas que se generaron a partir del encuentro entre Buchanan's y Marín. Las botellas están contenidas en esta forma geométrica que funciona como caja. Lo que vemos es una imagen trabajada a partir de una fotografía de una escultura mía. La idea es que la gente pueda mover la caja en un sentido y en otro, para que una forma totalmente reconocible se vuelva por completo una figura abstracta. Está hecha a partir de la idea de que una obra de arte nunca está terminada. Yo hice la obra pero el que la completa y la mantiene viva es el que la ve.

¿Cómo cree que marca su carrera un proyecto?
No sé si marca mi carrera. Lo marcará como otras cosas. La vida de una persona se construye de encuentros, de situaciones. Y Buchanan's es alguien más que se suma a mi carrera y a mi historia.

Sabemos que usted donó un cuarto diseño, ¿qué tiene de diferente?
Es una pieza que reedité, es emblemática de mi trabajo. Tiene que ver con muchos de los temas que están a lo largo de mi producción. Decidí hacer una reedición para esta celebración de 30 años.

¿Cómo se siente con estas tres décadas de arduo trabajo?
Muy contento. Con ganas para los treinta que siguen y muy satisfecho. Privilegiadísimo por haber tenido la oportunidad de hacer una pausa para echar un vistazo a todo el trabajo que he hecho.

También agradecido y afortunado de que haya gente que se haya involucrado en esto, y que a partir de un esfuerzo grande hayan reunido piezas que yo no había visto. Me encanta tener toda esta panorámica, bastantemente bien representada, de todo lo que ha sido mi carrera. A partir de eso puedo platear para dónde voy.

¿Qué le falta por hacer? ¿Con que material le gustaría innovar?
Yo no descarto salirme por completo de la escultura. Pero me gusta mucho imaginar, dejar de lado el barro y las plastilinas; dedicarme a modelar virtualmente. Tal vez tener un equipo de colaboradores (además de los que tengo) y tener una impresora 3D o un robot que me ayude a modelar.

¿Irse más a lo digital?
Me encantaría. Las nuevas tecnologías me resultan súper atractivas. A mí siempre me gusta ver a futuro, me gusta imaginar para dónde van las cosas, es algo que tengo pendiente. Me encantaría meterme por ahí. Y hay tantas cosas por hacer; siempre lo digo, me gustaría hacer fotografía, cine, teatro. Espero que algún día tenga el tiempo de meterme más de lleno y si no esperaremos la segunda vuelta para la vida que sigue.

Su exposición de Corpus, que se presenta en el Antiguo Colegio de San Ildefonso está por terminar ¿Cómo invitaría al público a ver esta muestra?

¡Vayan ya! Vale la pena para la gente que le interesa la escultura y el arte. Me gustaría invitar a la gente a ver mi exposición pero quiero invitarlos a que vayan a cualquier exposición porque son esfuerzos titánicos. Se trabaja con muchísima dificultad, sobre todo económica. Y lograr una exposición interesante cuesta mucho trabajo de mucha gente, un esfuerzo enorme. Y el hecho de que no la vean es un esfuerzo en vano. Vayan a todo lo que se ponga.