Por: Rebeca Avila

Luz Casal, la voz española de los mil sentimientos

Pese a que en los últimos años de su carrera se ha decantado por las baladas pop, incluso el por bolero clásico con un toque modernizado, los inicios de Luz Casal fueron en la escena ochentera y noventera underground española que le ganaron un lugar particular en la historia del rock en español de aquella época.

Nacida en La Coruña el 11 de noviembre de 1958, Casal lleva casi cuatro décadas de trayectoria y si bien su popularidad se desarrolló en su natal España y en Francia, su lugar e influencia al lado de otras rockeras de la música hispana es innegable, al igual que el carisma que desborda en los escenarios y la voz tan peculiar, cálida y potente que la caracteriza. Desde sus primeros discos, pasando por aquellos proyectos que le permitieron a su música salir de Europa y conquistar los horizontes latinoamericanos, hasta sus últimas propuestas con géneros pop, en este Pantalla sonora hablaremos no de su trayectoria en sí, porque de ello podríamos conocer a través de su sitio web oficial, pero sí de algunos de sus temas más icónicos, con los cuales dejó claro al mundo que el rock y la rebeldía son un estilo de vida que poco tienen que ver con el escándalo.


No aguanto más

“Estoy cansada de ser una muñeca más entre paredes de cartón no es suficiente mirar la televisión, para saber que esto va mal. Yo necesito desprenderme necesito respirar necesito aire, por favor...”. No aguanto más pertenece a su primer álbum, Luz, que fue una revelación en 1982 para el gremio musical popular de España. Este tema que abría el lado A de aquel LP, en conjunto con todo el material discográfico, que contenía temas como Ciudad sin ley, Eres tú y Debajo de ti, le aseguró un lugar en la gira El Rock de una noche de verano, junto a Miguel Ríos, la cual le posicionó en el ojo de la crítica y el público latinoamericano.



A cada paso que doy

Para 1987, Luz Casal lanzaba su cuarto material Quiéreme aunque te duela; de él se desprendían dos temas destacados, el depresivo Un día marrón (“Voy a tener un día marrón. Día de bruma en mi corazón”), que hacía alusión al término coloquial español para referirse a una situación desagradable; y A cada paso que doy, compuesta por Sergio Castillo, Carmen Santonja y Casal, canción sobre los tropiezos inevitables de la vida misma, adquirió notable popularidad y del otro lado del Atlántico, uno de los grupos de pop femenino más exitosos de la época, Flans, hacía su propia versión.



No me importa nada

“Tú juegas a quererme yo juego a que te creas que te quiero”, la insolencia de No me importa nada, formó parte de Luz V, uno de sus materiales más eclécticos lírica y musicalmente en la carrera de Casal; en él convergían lo mismo guitarras eléctricas que sintetizadores. Esta composición de Gloria Varona se convirtió en uno de los éxitos más notables en la trayectoria de la cantante española. Pensada primeramente para su compatriota, Ana Belén, sufrió algunos cambios para adaptarla de los ritmos algo tropicales al estilo rockero de Casal. Al final, la canción que ella define como un auténtico regalo para su trayectoria, adquirió un carácter propio y muy particular.


Mientras, en el mismo álbum, la cadencia de No me importa nada se contraponía con la provocativa declaración de Loca.



Tacones lejanos

El encuentro con Pedro Almodóvar cambió la perspectiva, del público y de la misma Luz, sobre la versatilidad y los alcances que podría tener fuera del género rock. La invitación del director manchego a participar en su película Tacones lejanos con dos temas que nada tenían que ver con el estilo de Casal significaron un antes y un después en su carrera. El filme, que cuenta la historia de una cantante de éxito de los 60 que deja todo por su carrera, contó con una cuidada selección de las canciones que la protagonista (encarnada por Marisa Paredes) ficticiamente interpretaría. La primera de estas piezas fue Un año de amor, icónica por enmarcar la escena donde Miguel Bosé convertido en la Femme Letal imita a Becky en un cabaret, pertenece al francés Nino Ferrer (Un an d'amour). La segunda es Piensa en mí, un bolero mexicano compuesto por Agustín Lara. La exclusividad de estas canciones para la película no sólo catapultaron aún más la fama de Luz Casal en España y varias partes de mundo, como fue el caso de Francia donde se volvió tremendamente popular, sino que también se volvieron los más famosos en su carrera y fueron un punto de partida para producciones discográficas posteriores donde se aventuró con diversas fórmulas.