Por: Mariana Casasola

Cuarón, el cine y el tiempo

Está de más decir que Alfonso Cuarón es el cineasta del momento. No sólo en nuestro país. Para muestra tenemos la muy reciente 91ª entrega de los Premios Oscar, donde se alzó con un nuevo galardón como Mejor Director además del de Mejor Fotografía. Su Roma (2018) sigue cosechando tantos reconocimientos como admiradores y Netflix encontró en él al mejor campeón en la lucha por legitimarse en la industria del cine.

A Cuarón lo aprecia tanto Hollywood como el circuito de festivales más grandes a nivel internacional (si Cannes rechazó estrenar Roma fue más por su conflicto con Netflix que cualquier otra cosa). Se ha hecho con el aplauso de críticos consagrados y público en igual medida, y ha conquistado taquillas en todas partes del mundo con sus filmes más grandes.

Ante semejante ola de estima, siempre surgen los cuestionamientos. ¿Se trata de un fenómeno momentáneo, un director de moda? ¿Se trata de un auténtico autor o sólo un talentoso manufacturero de cine?

Desde del 22 de febrero, la Cineteca Nacional ha dedicado una corta, pero completa retrospectiva del trabajo de Alfonso Cuarón como director (recordemos que tiene también una lista de obras donde ha colaborado como productor o coguionista). A propósito de esta oportunidad para revisitar toda su obra, nos propusimos recordar algunos de los aspectos que hacen a Cuarón, por sobre todas las fanfarrias y revuelos mediáticos, un gran cineasta.


La modestia aparte

Desde Gravedad (2013) Alfonso Cuarón dejó muy claro que se trata de un director que apunta a la grandeza. Y Roma, a pesar tratarse del proyecto más personal del director, y su regreso a filmar en México, no se trata de un filme modesto en absoluto. Cada uno de los planos que hacen Roma valen todo dólar invertido. El cuidado de los detalles y los significados son un tema aparte, pero la prueba de que Cuarón tiene la capacidad de trascender en la historia del cine se encontrará para siempre en secuencias de ésta película tan destacadas como la práctica militar o el incendio, escenas que desde ahora son mencionadas por críticos de cine, progresistas y conservadores, por igual, como pares de trabajos de los más grandes cineastas.

También son extraordinarios los primeros minutos de Gravedad. Cuarón orquestó una complicada coreografía para introducir a sus personajes (los dos únicos en toda la película) en un aparente plano secuencia de varios minutos, con una admirable utilización de la profundidad de campo. Ahora Gravedad se cuenta entre las obras más admiradas sobre el espacio junto a las de cineastas como Werner Herzog y Artavazd Pelechian.


Al rescate de Canoa

Qué sería de cualquier cineasta sin un cimiento en su discurso visual y temático. Es bien sabido que Alfonso Cuarón es un cinéfilo consumado desde niño y que su educación visual, más que de cualquier escuela o experiencia, se nutre de una adicción declarada a ver y apreciar cine.

Ese amor hacia el arte que le ocupa, lo ha llevado también a rescatar el cine que influyó más en su vida profesional. Y el ejemplo específico es la faena que Cuarón empezó hace varios años para que se continúe reconociendo la gran trascendencia de Canoa, un filme de 1975 del director mexicano Felipe Cazals, que de acuerdo con el propio Cuarón ha sido determinantes en su cine e inspiró directamente una de sus primeras obras, Y tu mamá también (2001), otro retrato amargo del clasismo mexicano.

En gran medida, gracias a esos esfuerzos, Criterion Collection, la más prestigiada colección de clásicos de la cinematografía mundial se dio a la tarea de restaurar el original de Canoa y contarla entre su catálogo. Además, durante las celebraciones del 40 aniversario de la película, Cuarón fue el primer entusiasta para presentar el filme y conversar con Cazals durante los eventos de presentación de este clásico del cine mexicano.


Consentido de Hollywood

Cuando Cuarón llegó a Hollywood era un completo desconocido y tuvo que pasar por bastantes altibajos, trabajos secundarios mal pagados, por ejemplo, antes de que llegara a sus manos el guion de La princesita (A Little Princess, 1995). Con eso comenzó la carrera de Cuarón en el cine norteamericano, una etapa que se coronó cuando recibió su primer Oscar como director por Gravedad. Y su carrera en el cine pudo seguir ese rumbo comercial, trabajando titánicos encargos directos de grandes estudios. Sin embargo, su primer paso después del mentado premio fue regresar a su país a realizar un filme completamente personal, en blanco y negro, hablado en castellano y mixteco.

El éxito que ha tenido en todas partes Roma aun es un fenómeno que seguirá cosechando tanto admiradores como detractores. Lo que queda claro es la reacción de Alfonso Cuarón frente a su carrera, y que claramente buscó reivindicarse como autor más que un simple consentido de Hollywood.


*La Cineteca Nacional ha presentado la Retrospectiva de Alfonso Cuarón hasta el 2 de marzo. Desde Sólo con tu pareja (1991) hasta los Niños del hombre (Children of men, 2006) y cruzando por Gravedad, son parte de los filmes que se han proyectado. Para conocer los detalles de esta retrospectiva que ojalá se extienda, visita www.cinetecanacional.net