Por: Mariana Casasola

El último de los crooners

En la tradición estadounidense, un crooner es una suerte de trovador, un cantante que posee la voz particular para entonar, acompañado de una orquesta o big band, las baladas más románticas en inglés.

La palabra crooner hace alusión al arrullo (pues viene de “croon”, que se traduce como “cantar con suavidad”) y se popularizó durante los años veinte gracias al éxito comercial de las grabaciones en acetatos, así la música cobró una nueva proximidad con el público. Al escuchar esos discos, parecía que el artista te cantaba al oído, a media voz, con ternura y cercanía; el crooner seducía con su voz.

Este estilo de artistas fueron los más populares de la industria de la música a partir de aquella década en la que saltaron a la fama nombres como Gene Austin, Rudy Vallée y Bing Crosby. Y para la década de los treinta surgió Frank Sinatra, uno de los nombres definitivos de este género musical.

Pero a la par, destacó otro crooner, también de ascendencia italiana, pero él neoyorkino, que en el afán de diferenciarse del resto —y sobre todo de Sinatra— acercó su estilo al bel canto (un estilo vocal más próximo a la ópera) para así conseguir un fórmula muy particular: con su cuidada voz de formación clásica, alargar la melodía y el fraseo de la letra, además de improvisar tal como los jazzistas. Ese cantante es Tony Bennett.

Bennett comenzó desde el menor peldaño de la industria hasta conseguir su legítimo sitio como uno de los solistas románticos más populares de la música en inglés. Desde sus inicios como mesero y cantante en el barrio Astoria de su originario Queens, demostró un talento interpretativo único.

Hoy Tony Bennett tiene 91 años y sigue sorprendiendo al mundo con la vitalidad y el talento que le permiten seguir dando conciertos en giras por distintos países, haciendo colaboraciones con los artistas más destacados del momento y, sobre todo, vendiendo millones de discos. Por todo ello, es indiscutiblemente el entertainer más longevo del mundo y el último representante de la época de oro de aquéllos míticos crooners.

¿Cómo ha hecho Tony Bennett para conservar su popularidad a pesar de las transformaciones generacionales de la industria a la que pertenece? ¿Cómo se mantiene en el gusto de un público más joven que ahora consume un tipo de música muy diferente?

Este agosto, en celebración del 92 cumpleaños de este mito viviente, recordamos aquí la trayectoria de Tony Bennett, el último representante de aquella tradición estadounidense de elegantes cantantes, románticos empedernidos, contadores de historias; el último de los crooners.

Anthony Dominick Benedetto nació en Nueva York el 26 de agosto de 1926. Desde niño tuvo que sobrevivir a la muerte de su padre en un hogar con pocos recursos económicos y más tarde a la Segunda Guerra Mundial en la cual fue enlistado. A su regreso de la guerra, decidido a ser artista pasó una década interpretando baladas románticas hasta triunfar definitivamente en 1962 con un gran éxito internacional: I Left My Heart in San Francisco





Es famosa la supuesta rivalidad que Bennett tuvo con Frank Sinatra, lo cierto es que ambos siempre se divertían con las comparaciones y en cambio forjaron una relación de mutua admiración. Bennett siempre corregía a cualquiera sobre esta absurda polémica y riendo pedía “No le digan mi rival, díganle mi amigo”. Además, Sinatra no dudaba en calificar a Bennett como su cantante favorito.





Para los años setenta, el auge del rock and roll parecía haber dejado en el olvido a los crooners. Pero Bennett, tras unos años apartado del medio, sí logró atravesar las barreras generacionales y resurgir para un público joven gracias a unas exitosas apariciones en varios programas de la MTV.





Ya para su novena década de vida, Tony Bennett ha vendido más de 10 millones de discos, incluidos álbumes de dúos en colaboración con otros artistas y que llegaron a ser grandes éxitos de ventas. Hace pocos años, él se convirtió en el artista más longevo en tener un álbum en el primer puesto de ventas, cuando grabó el clásico Cheek to Cheek junto a Lady Gaga.





¿Cómo ha cambiado la voz de este artista con el paso de los años? A Tony Bennett el tiempo le favorece. Si bien es claro que la voz del cantante es menos redonda y más aguda que cuando comenzaba su carrera, sus últimos discos y actuaciones en vivo dejan en claro una maestría técnica que supera a todo lo que hizo hace cuatro décadas. Su calidad de interpretación se conserva intacta, es por ello que fácilmente sigue haciendo par con las mejores voces que ha dado la música en inglés.