Por: Aurora Mayerstein

Eric Clapton es Dios

En Inglaterra, el 30 de marzo de 1945, comienza la vida llena de triunfos y tragedias de una leyenda, Eric Clapton, uno de los guitarristas más notables en nuestros tiempos, cuyas experiencias tanto positivas como amargas, han marcado una trayectoria musical extraordinaria.

Cuando su madre adolescente lo dejó al cuidado de sus abuelos desde muy temprana edad, Eric creyó por años que ellos eran sus verdaderos padres y su progenitora su hermana mayor. La impresión al saber la verdad, aunado a la dolencia de saberse rechazado por su madre, tuvo un fuerte impacto en la personalidad del joven, quien se volvió solitario, malhumorado y posteriormente le llevó al abuso de alcohol y sustancias, así como una caótica vida amorosa.

Si bien un contexto así hubiera tirado a mucha gente, Clapton encontró refugio al descubrir, a través del programa infantil de la BBC, Uncle Mac, el género del blues, el cual supo utilizar para interiorizar aflicciones y convertir su dolor en arte.

En su adolescencia se enfocó a desarrollar su talento para la guitarra, con la que se empeñó en llevar el blues a la cultura popular, sin dejarse llevar por el comercialismo de la época. Con esta misión, a lo largo de los años 60, y por el resto de su carrera, colaboró con distintas bandas, como los Yardbirds, John Mayall & the Bluesbreakers, Cream, Blind Faith y Derek the Dominos con las que creó muchos clásicos, de los cuales, recordaremos algunos a lo largo de este texto.


Double Crossing Time (1966)

Con el tiempo, gracias a su habilidad como músico, su reputación de guitarrista fue creciendo y durante su participación con los Bluesbreakers, se ganó el apodo de Dios, después de que un fan escribiera en grafiti Clapton is God, en la pared del metro de Islington.

En los inicios de su carrera, Clapton se negaba rotundamente a tocar pop, ya que no le gustaba el efecto fanático que el género tenía en la gente. En una entrevista, el guitarrista explica esto al narrar su impresión en un concierto de los Beatles, en el cual la gente, perdida en gritos de frenesí por los miembros de la banda, ni siquiera los escuchaban.

Curiosamente, pese a esta percepción, Clapton colaboró en varias ocasiones con la famosísima banda de Liverpool, especialmente con su guitarrista George Harrison, con quien coescribió varias canciones, como Badge.




Badge (1969)

Lo interesante de esta relación es su complejidad y polémica, pues si bien el trato entre ambos guitarristas siempre fue amical, eso no detuvo a Eric de prendarse y cortejar activamente a la esposa de Harrison, la modelo Pattie Boyd, a quien llamaba en ocasiones, le mandaba cartas de amor y le dedicaba canciones públicamente. Al considerar su amor condenado, Clapton se inspiró en una antigua leyenda persa llamada Layla y Majnun, una historia de amor imposible en la que dos amantes son incapaces de estar juntos debido a sus circunstancias y compromisos maritales, para escribir la icónica canción Layla, la cual dedicó a su no tan secreta enamorada.




Layla (1970)

Para sorpresa del compositor, cuando Layla llegó al público, no tuvo el éxito que esperaba y, sumado a no poder estar con su amada y a la muerte de su abuelo, Eric cayó en una depresión que lo hundió más que nunca en su adicción por la heroína y su mayor debilidad, el alcohol. Por años luchó contra sus demonios hasta que eventualmente logró rehabilitarse y mantenerse sobrio. Esto ayudó a que Clapton compusiera otra vez y le diera un sonido nuevo a su música, lo cual ayudó a reincorporarse en los puestos de popularidad con el álbum 461 Ocean Boulevard




Give me strength (1974)

Desgraciadamente, aunque se encontraba libre de estupefacientes y su carrera volvía a tomar su rumbo, su vida personal siguió siendo desgraciada. Aun después de haber logrado conquistar a Pattie Boyd y casarse con ella en 1979, Clapton le fue infiel en más de una ocasión. Algunas de sus aventuras amorosas fueron con la manager Yvonne Kelly, con quien tuvo una hija, Ruth Clapton, en 1985, y posteriormente con la modelo italiana Lory del Santo, con quien tuvo a su hijo Conor Clapton, quien murió a la corta edad de cuatro años.

Este fue un golpe muy duro para el músico, pero en lugar de caer de nuevo en sus viejos hábitos, se resguardó una vez más en la música y compuso el clásico Tears in heaven, el cual le dedicó a otro gran amor de su vida, su pequeño hijo.




Tears in Heaven (1992)

A lo largo de los últimos años, el guitarrista se ha mantenido activo y vigente, lanzando una serie de discos y populares canciones que han sido utilizadas en los soundtracks de varias películas. Actualmente, a pesar de algunos padecimientos en su capacidad auditiva y con su cumpleaños número setenta y tres a la vuelta de la esquina, Clapton ha declarado que, hasta ahora, no tiene ninguna intención de retirarse.