Por: Rebeca Avila

¿Qué sucede con un migrante en su camino a conseguir “El sueño americano”?

“…Soy una raya en el mar
fantasma en la ciudad
mi vida va prohibida
dice la autoridad”.


Manu Chao


Tapachula, Chiapas; Piedras Negras y Saltillo, Coahuila, son algunos de los sitios donde se encuentran hogares temporales para aquellos que sueñan con cruzar la gran frontera.

Se suele pensar que la gente que busca inmigrar de manera ilegal hacia los Estados Unidos, lo hace con el afán de una vida acomodada, incluso con lujos. Nada más alejado de la realidad. Gran parte de estas personas que desean dejar su país, no hacen más que huir: de la pobreza, la delincuencia y la violencia. No buscan una mejor vida, buscan sobrevivir. Recogen algunas pertenencias, salen de casa y abandonan todo lo que conocen, sus costumbres, su tierra y su familia, con la convicción de sostener su dignidad. Si para los mexicanos que quieren cruzar la frontera es difícil, para los migrantes de Centro América este viaje supone una doble proeza. Cuando personas provenientes de Guatemala, El Salvador y Honduras han logrado dejar su país y llegar a Tapachula, en Chiapas, su camino apenas comienza, pues aún deben avanzar casi 2 mil kilómetros para estar más cerca de una mejor vida, donde poder ganar unos dólares y vivir con tranquilidad, aunque saben que siempre tendrán que vivir en las sombras para no ser deportados.

En su camino, que antemano saben que es peligroso, no imaginan que pueden ser víctimas, no solo de los estafadores que les prometen llevarlos “al otro lado”, sino de asaltantes, violadores, secuestradores y, quizá el peor destino, caer en manos del crimen organizado, llámese tráfico de personas, de órganos o narcotráfico.

Si la cuantificación de un total de ilegales es todo un reto, contar las violaciones de las que son víctimas, representa un enorme desafío, dado que gran parte de los delitos no se refleja en denuncias ni en otras estadísticas oficiales. Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (2011) se estima que 20,000 migrantes ilegales son secuestrados al año.

Los censos realizados por las oficinas de migración, carentes de precisión, muestran apenas una parte de lo estimable; de los cientos de personas que diariamente intentan cruzar la frontera entre México y los Estados Unidos (hombres, ancianos, adolescentes, mujeres y niños), no todos logran pasar, hay quienes son detenidos, retenidos y deportados a su país, otros tantos se quedan en el limbo que supone México, unos más mueren en el intento y muchos otros ni cruzan, ni vuelven, se desvanecen en la nada. Estas estadísticas reflejan la indiferencia que permea respecto a la vida de los migrantes, pues para las instituciones, los gobiernos, la política y la gente en general —ni que decir de los xenofobos— estás personas son invisibles hasta que se vuelven incómodas o un problema.

En el Día Internacional del Migrante, Canal 22 transmitirá Casa en tierra ajena, un documental que muestra la cruda realidad de aquellos que dejan su tierra y en busca del sueño americano, viven verdaderas pesadillas. Sin embargo, para hacer más llevadera su travesía hay quienes les ofrecen un refugio temporal, casas que aunque no son las suyas sirven de un hogar donde dormir, descansar, alimentarse y continuar su viaje. Casa en tierra ajena se transmitirá el lunes 16 de diciembre, a las 22:30 horas, a través de Visión periférica.