Por: Rebeca Avila

¿Qué es eso que llamaron (mos) Rock Indie?

105.7, misma frecuencia con distintos nombres: Estéreo Joven, Conexión acústica, Órbita o Reactor, pero un mismo objetivo, conectar con el público joven. Si pudiéramos volver 10 o 15 años al pasado y sintonizáramos la estación, ¿qué estaríamos escuchando?

Para quien escribe, la etapa de su adolescencia se vio marcada —musicalmente— al son de las notas que emitía esta estación de rock de los 90 y del mal llamado rock indie de los 2000.


Del mal entendido

En radiodifusoras especializadas —y no— de todo del mundo como esta, se vertían un montón de subgéneros del rock, como el alternativo, el psicodélico, el punk, grunge, e incluso otros géneros como el hip hop y la electrónica. Sin embargo, un buen día las grandes disqueras, haciendo lo que mejor saben hacer, vender, decidieron meter todo eso en una caja y lo encasillaron como genero “indie” o “rock indie”, cosa que como tal, no existe.

El “indie” - en el cine, la literatura y la música - viene de independiente y refiere a aquello que no se distribuye a través de las grandes disqueras y distribuidoras y se acercan a aquellas casas, igualmente independientes, para tener libertad creativa y dar a conocer su música de formas más orgánicas. Por lo tanto, a todo lo que se produce de esta manera se le dice música independiente, y esta puede albergar prácticamente cualquier género musical.


Del ignoramus musical

Entonces, ¿cuándo vemos recopilaciones que ostentan el título de música indie o rock indie - dígase en un CD que nosotros mismos "quemamos" en el computador, en una lista de reproducción de YouTube o, más "en onda", en alguna playlist de Spotify o Deezer- estamos siendo mal “instruidos”? Sí.

De los cien veces llamados salvadores del rock The Strokes, a los frikis que hacen rock Franz Ferdinand; de los comparados con Oasis, Kasabian, a los iniciadores del “indie” en Reino Unido The Libertines; de los temas bailables de The Rapture, a quienes se mantienen independientes pero llenan estadios completos, Artic Monkeys; y de los niveles exquisitos de Interpol a los alternativos Arcade Fire, entre otros, han sido catalogados como rock indie. Incluso si son googleados los resultados principales arrojan “banda de rock indie”, sin embargo, en lo único que coinciden algunas de ellas es en la moda y la estética, confundiendo así el tipo de música dentro de una misma temporalidad con la forma en que se produce —y reproduce— esa música.

Lo cierto es que con la llegada de la tecnología y la era digital y el internet, pronto no hubo quién parara las ansias de jóvenes —hablando en lengua anglófona— por dar a conocer su música, ya fuera en pequeños foros, bodegas o en las primitivas redes sociales. Oportunidad que no tuvieron aquellos precursores de la verdadera música indie como Sonic Youth, The Smiths, The Stone Roses, The Cure, incluso The Beatles, quienes en un principio optaron por el “hazlo tu mismo” y llegar a un público pequeño pero genuino.


De fiestas, juventud en éxtasis y añoranzas

Esas bandas que nos hicieron cantar hace más de una década, y que hoy en día regresan a los escenarios para reavivar la nostalgia —muchos no han sacado un material en mucho tiempo— y se apoderan de los headlines de aquellos festivales de música que en el pasado conquistaron con su frescura —como la actuación de los Artic Monckeys en el cierre de Glastonbury—, fueron en un su momento, fuente de incentivación para que muchos se animaran a aprender a tocar un instrumento con el propósito de “coverear” las canciones que tanto nos gustan (gustaron). Y así, en otro capítulo de millennials conocen la fiesta adolescente y la esencia contestataria de unión juvenil del rock, en medio de “toquines” clandestinos y fiestas en bodegones, todos compartíamos la misma música.


De cómo proliferó en México

Ya digerido el movimiento llegó a nuestro país para formar pelotones de grupos de jóvenes —y no tan jóvenes— “inspirados” en toda esa música anglosajona. Y sí, aunque reniegues, tú también los escuchaste y entonaste algunas de las canciones de: Jumbo, Porter, Enjambre, Hello Seahorse!, Quiero Club, Disco Ruido, etc, etc, etc.

Quizá nuestros gustos hayan cambiado, evolucionado o vuelto más exquisitos, pero como todo movimiento musical importante, el “rock indie” se volvió un parteaguas en el gremio y parte del soundtrack de la adolescencia de la generación Y.